COMUNICACIÓN NO VERBAL
En el desarrollo de las civilizaciones, la comunicación es y ha sido el pilar fundamental para establecer conexiones entre los individuos y conformar sociedades. Por medio de la interacción se intercambian códigos que conforman un mensaje. Así, luego de un proceso de decodificación, se revelan datos que se transforman en información y que estimula la comprensión por parte del receptor. De esta manera, se produce la repetición de este ciclo en un ir y venir de mensajes codificados que generan una interacción y/o una relación dependiente que se denomina comunicación.
En sí la comunicación debe ser entendida como una necesidad de interactuar con otros seres humanos. Incluso en el mundo animal se dan formas de comunicación entre organismos de una misma especie, pero con códigos o formas distintas al ser humano. Es un proceso de entender y compartir una idea, dado que un mensaje no solo se transmite a través de lo que decimos, sino que también de cómo lo decimos.
En este orden de ideas, la comunicación no verbal ha sido siempre uno de los elementos principales en la forma de comunicarse los seres humanos. Cabe recordar que el ser humano se comunica principalmente en un 93% a través del lenguaje no verbal y solo un 7% de lenguaje verbal. En sí, nuestro cuerpo, tiene la capacidad de expresarse a sí mismo por impulsos directos que provienen de nuestro cerebro. Lo que cada persona piensa y siente se va transmitiendo al cuerpo como una revelación del pensamiento y los sentimientos. A su vez, esta transmisión se evidencia en movimientos corporales específicos que tienen una determinada interpretación.
Así, el cuerpo permite evidenciar posturas, expresiones y microexpresiones que revelan una conducta y esta conducta se transforma en una «actitud», que es captada por el receptor. Ello le permite interpretar su relación son sentimientos de rabia, angustia, sorpresa, incomodidad etc. De ahí que la comunicación no verbal pasa a ser uno de los principales factores que permiten la identificación de la verdad o la mentira.
Lo que sí se debe tener presente, es que el lenguaje corporal por sí solo no es indicativo per sé del engaño, sino que debe estar en combinación con otros factores como el habla y la memoria, para tener una plena convicción de ello.